Érase
una vez un cerdito muy malo que iba paseando por el bosque una mañana
de otoño. Sus hermanos estaban haciendo una casita y el cerdito
quería destrozar las casas, no podía controlarse
y
las destrozó el cerdito dijo que no se podía controlar los cerditos
le creyeron.
Entonces
una ardilla estaba comiendo bellotas, el cerdito le pegó un mordisco
a la ardilla, de nuevo dijo que no podía controlarse pero los
hermanos ya no le creyeron y lo abandonaron.
El
cerdito triste lloró el no quería hacerlo y entonces sabia lo que
le pasaba entonces se lo iba ha decirles a sus hermanos que se había
clavado una astilla entonces los hermanos le quitaron la astilla.
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